25 noviembre 2012

ACTIVIDAD FISICA EN ENFERMOS CON DEMENCIA

     La actividad física contribuye a mantener una vida saludable, en la ciudad contribuye a  eliminar los efectos perjudiciales del estrés y sedentarismo y también en el medio rural, al ir desapareciendo la vinculación tradicional a la agricultura, unido a mayores niveles culturales, de formación e información. Es una modalidad de ocio compartido para realizar una actividad motriz complementaria de la habitual.
      Hay varios condicionantes físicos, psicológicos y sociales que determinan el bajo nivel de practicas corporales realizado por las personas mayores. El cuerpo humano, a causa del natural proceso de envejecimiento, sufre un deterioro progresivo e irreversible que va limitando sus posibilidades motrices, impidiéndole realizar las actividades físicas que se proponen, a no ser que éstas estén perfectamente adaptadas a sus posibilidades y limitaciones.
       La imagen corporal de los mayores, como algo gastado, deteriorado y desagradable, no corresponde al ideal estético de moda actual y no responde a los esquemas que defiende la sociedad. Por ello la persona mayor no asume su realidad corporal, lo cual dificulta su vida relacional. Esta imagen de si mismos y el envejecimiento orgánico, agravado por el trato social desde el momento de la jubilación, hacen que sientan una disminución de su disponibilidad con relación al medio, favoreciendo conductas sedentarias y solitarias que aceleran los procesos de envejecimiento patológico.
    Todos los factores descritos se agravan en el caso de los enfermos con demencia o enfermedad de Alzheimer. La información disponible en la literatura científica en relación con formas de intervención terapéutica durante el desarrollo de la demencia o enfermedad de Alzheimer (EA), pone de manifiesto la importancia de los programas de actividad física controlados  y realizados de forma temprana, es decir en el  primer estadio de la enfermedad.
OBJETIVOS
     El objetivo principal del  estudio es valorar la efectividad terapéutica de un programa de actividad física controlada en un grupo de pacientes con demencia en fase 1 o estadio temprano de la enfermedad.
  Los objetivos específicos  de las actividades motoras, realizadas a los ancianos con EA, son vencer las rigideces articulares y favorecer la relajación de los diversos grupos musculares.
 Los ejercicios de la mañana tratarán de vencer las rigideces articulares alcanzando los máximos recorridos posibles sin llegar al dolor o fatiga.
  Los ejercicios vespertinos trataran de liberar al sistema músculo-esquelético de las tensiones sufridas durante el día con el fin de propiciar un descanso reparador durante el sueño.
METODOLOGÍA
        Realizamos una valoración geriátrica  integral (biofísica, psíquica, funcional y social) de 40 enfermos con demencia en la primera fase, así como una analítica básica, bioquímica y hematológica para descartar contraindicaciones absolutas del ejercicio físico.
     Después de revisar la historia clínica, les realizamos a todos los enfermos el cuestionario Mini-examen cognitivo de Folstein, adaptado y validado por Lobo y col..  Todos dieron puntuaciones inferiores a 23 puntos. A continuación descartamos posibles trastornos del estado de animo, cuadros de delirantes y demencias vasculares realizando el cuestionario CAMCOG del examen cognitivo CAMDEX, para ratificar el diagnostico de deterioro cognitivo. Confirmamos en los 40 enfermos diagnósticos posibles de Demencia.
Seleccionamos aleatoriamente veinte enfermos (Grupo de estudio) a los que realizamos un programa básico de actividad física aerobia y controlada, en sesiones de mañana y tarde, treinta minutos (Programa de actividad motriz), con pequeñas flexiones y extensiones de las articulaciones de los miembros, cadera, columna y hombros.
             Utilizamos una sala iluminada con luz natural, con el suelo alfombrado, una suave música ambiental  y un material deportivo elemental.
            Los ejercicios se realizan con suavidad y sin alterar el ritmo respiratorio. Cada anciano llega al límite que sus articulaciones le permiten  y no se pretende en ningún caso que todos sigan a la perfección la sesión como si se tratara de una tabla de gimnasia. Los movimientos se efectúan cuatro o cinco veces cada uno, con un intervalo de medio minuto de pausa entre ellos, para respirar de forma mas amplia sin forzar la frecuencia respiratoria.  
  La práctica de la actividad motriz se realiza, durante 30 a 45 minutos,  en las siguientes fases:
  1.- La primera etapa de la actividad física o motriz, de calentamiento, para prepararse física y psicológicamente para una actividad distinta a la normal y ayudar a prevenir lesiones.
   Las consecuencias fisiológicas son  aumento del ritmo cardiaco;  aumento de la presión arterial y dilatación de los vasos;  aumento de la velocidad contráctil y elasticidad muscular; aumento del impulso corporal y aumento de la coordinación muscular.
   En los mayores tenemos una serie de cuidados:  cada anciano debe aprender a realizar su calentamiento;  comenzamos de forma progresiva, por zonas de mayor riesgo de lesión o antiguas lesiones; ordenamos la ejecución de los ejercicios, evitando olvidos; respiramos normalmente; andamos entre los ejercicios; no hacemos mas de ocho o diez veces cada ejercicio; el tiempo máximo de calentamiento no supera los 10-15 minutos; el tiempo máximo entre calentamiento y desarrollo principal es de tres minutos.
  2.- La 2ª etapa, de desarrollo principal, con la realización de la actividad física simple.  Los ejercicios principales fueron flexiones y extensiones de miembros superiores e inferiores, deambulación y movimientos de columna cervical y dorsal, 10 a 15 minutos.
  3.- La 3º etapa, de relajación, con un periodo de 5 a 10 minutos para distender la musculatura que hemos empleado durante el desarrollo principal
  Los fines de la relajación son prepararse físicamente y psicológicamente para la vuelta a la normalidad y evitar contracturas musculares.
 El periodo de ejecución del Programa de Actividad Motora fue de 3 años, con periodicidad diaria.
   Los otros veinte enfermos formaron el Grupo Control, que no realizó programa de actividad motriz descrito.
    Comparamos el Grupo de estudio y Grupo Control al terminar los tres años, del periodo de ejecución del programa de actividad física, en los siguientes parámetros:
1.- Fase, evolución o estadio de la enfermedad.
2.- Presentación de úlceras de decúbito.
3.- Control de esfínteres.
4.- Alteraciones de la deglución.
5.- Presentación de fracturas.
6.- Presentación de infecciones respiratorias.
   Realizamos un análisis de varianza con los parámetros indicados en función de los enfermos del Grupo de Estudio y Grupo Control.
RESULTADOS
   1.- Los cambios en la fase de la enfermedad en el Grupo Control y el Grupo de estudio no guardan relación significativa con la practica o no del Programa de Actividad Física o Motora.
   2.- Hay relación significativa entre la practica del Programa de actividad motriz y la presentación de úlceras de decúbito, en el sentido de menor numero de las mismas en los enfermos  que realizan el programa de actividad motriz. (P< 0,005)
    3.- Existe relación significativa entre un mejor control de esfínteres y una mejor deglución y el hecho de pertenecer al grupo de enfermos demenciados que realizan el Programa de actividad física (Chi cuadrado de Pearson = 0,00000).
   4.-  El  numero de fracturas que se presentan  y de numero de infecciones respiratorias en el periodo de estudio  es menor en el grupo, clínico o de estudio, que realiza el Programa de actividad motriz (P< 0,005)
DISCUSIÓN
       En los enfermos que realizan el Programa de actividad física hay  menor presentación de fracturas espontáneas, menor aparición de úlceras de decúbito, menor numero de infecciones respiratorias y una mejor deglución en los estadios posteriores de la enfermedad.
  El programa de actividad motriz realizado no altera la evolución clínica de la enfermedad de manera significativa, es decir las sucesivas fases o periodos clínicos de la demencia se suceden en los dos grupos de enfermos, sin diferencias significativas entre ambos.
     Al disminuir la presentación de las complicaciones patológicas descritas, en los enfermos del grupo de estudio, mejoramos la calidad integral de vida de los pacientes con EA.
      En nuestro estudio longitudinal, vemos que la actividad física controlada mejora la calidad de vida de los enfermos con demencia. El  nivel de calidad de vida es muy importante en las últimas fases de la enfermedad,  la reducción al estadio vegetativo produce gran numero de complicaciones medicas en los enfermos.
     Si los ancianos disfrutan  con estos ejercicios físicos, continuaran realizándolos,  fomentaran la confianza en sí mismos y aumentará su bienestar físico y mental, estimulando la capacidad para hacer frente a su enfermedad.
            Podemos concluir diciendo que el ejercicio físico aerobio efectuado desde los primeros estadios de la demencia mejora los síntomas que irán apareciendo a lo largo de la misma, eleva el nivel de calidad de vida de los enfermos y como consecuencia disminuye el estrés de los cuidadores.
            La actividad física podemos realizarla en la institución de referencia (Club, Asociación, AFA, etc.) o en el domicilio del mayor, combinándola  con deambulación y ejercicios en grupos pequeños de amigos, familiares o conocidos que estimulen la integración del enfermo y eleven su autoestima.