18 abril 2013

PERDIDA SUBJETIVA DE MEMORIA

La mitad de las personas mayores creen perder memoria en su proceso de envejecimiento, habitualmente el déficit no se confirma en la exploración, se trata de la llamada queja subjetiva de pérdida de memoria (QSPM). Los mayores dicen no recordar donde dejaron una cosa y los recados que les dieron u olvidan el nombre de un objeto o el de una persona, aunque el recuerdo les suele venir a la memoria al poco rato. La normalidad objetiva de la memoria la confirmamos durante la historia clínica, porque el relato de los enfermos mayores es muy detallado y preciso y especialmente no tienen dificultades para llevar adelante su vida personal, social y laboral. Debemos realizar una exploración cognitiva básica (Mini-Mental State Examination - MMSE) para descartar un deterioro cognitivo. Si se deseamos explorar formalmente la memoria podemos utilizar el cuestionario de Alteración de la Memoria, que tiene puntos de corte para la QSPM, el Deterioro Cognitivo Leve Amnésico (DCL-A) y el deterioro cognitivo asociado a la demencia. Respecto a la capacidad funcional utilizamos una escala de actividades básicas de la vida diaria (Katz o Barthel), que pone de manifiesto alteraciones funcionales muy leves. La Escala de depresión geriátrica de 15 o 30 ítems ayuda a detectar una depresión, con la que la QSPM mantiene una relación compleja. Aunque todo el problema suele ser banal, conviene descartar patologías habituales, por lo es útil realizar un análisis de sangre que incluya velocidad de sedimentación globular (VSG), vitamina B12 y tirotropina (TSH), las pruebas de imagen están fuera de lugar. La QSPM puede desaparecer o mantenerse, especialmente en mayores neuróticos y, en algunas personas, se transforma, primero, en un deterioro cognitivo leve (DCL) y, luego, en una enfermedad de Alzheimer (EA). Esta evolución es más probable cuando los marcadores diagnósticos de la EA son positivos: • atrofia mesial temporal • hipoperfusión o hipometabolismo temporoparietal en la tomografía computarizada de emisión de fotón simple (SPECT) y tomografía de emisión de positrones (PET) • aumento de tau/fosfotau y disminución del péptido β42 en el líquido cefalorraquídeo (LCR) • depósito de amiloide en la tomografía de emisión de positrones con Compuesto B(PET-PIB) de Pittsburgh. En estos enfermos la QSPM se debería considerar un deterioro cognitivo preleve, de forma que la EA cursaría en tres fases sucesivas de muy larga duración: la QSPM, que se puede prolongar por quince años o más, el deterioro cognitivo leve amnésico, que también se prolonga por muchos años y, finalmente, la demencia. Gracias a estos conceptos se está en el camino de identificar la EA para empezar a tratarla mucho antes de que aparezcan alteraciones cognitivas objetivas. Otra cuestión diferente es lo que se debe hacer hoy en la práctica diaria. De momento, no parece razonable comunicar al paciente la posibilidad de que su queja acabe siendo una EA, entre otras razones porque no se ha determinado cuantas veces sucede así, ni cuando ocurre, ni se han validado los criterios diagnósticos, ni se ha determinado que cuestionario neuropsicológico utilizar. De hecho, ni siquiera se ha establecido si se deben hacer revisiones o su periodicidad, de manera que existe un amplio margen discrecional. Tampoco existe un tratamiento curativo o sintomático, aunque se aconseja llevar una alimentación adecuada y una vida saludable desde el punto de vista físico, cognitivo y social, según la edad de la persona.